Blanco y negro · Duración: 129’ aprox. · Año: 1980 · Calif.: No recomendada para menores de 18 años · EUA · Drama / Deportes
- Director: Martin Scorsese
- Intérpretes: Robert De Niro, Joe Pescy, Cathy Moriarty, Frank Vincent, Nicholas Colasanto
- Premios: 2 Oscars: Mejor Actor (Robert De Niro) y Mejor Montaje (8 nominaciones). Globo de Oro al Mejor Actor (Robert De Niro) (6 nominaciones).
- Sinopsis: Jake LaMotta, el “Toro del Bronx” es un boxeador a quien sus complejos psicológicos y sexuales le llevan a manifestar su agresividad tanto dentro como fuera del ring. En medio de esta tormenta de fuerza y dureza se encuentra su hermano, que se convierte en una víctima de la fuerte paranoia y los celos de Jake…
- Crítica: Toro salvaje es una película con mucha más historia de la que aparentemente aparece representada en la pantalla. No se trata solo del retrato de un boxeador que escala hasta la gloria para caer precipitadamente al averno, ni de una película más de violencia aderezada con el ambiente mafioso característico de la Nueva York de los años 40, si no que va mucho más allá. En ella se encierra la redención de un director, la voluntad de volver a creer en el cine, el último esfuerzo por hacer algo reseñable. Todo, en la que estuvo a punto de ser... la última película de Martin Scorsese.
Mucho le había cambiado la vida a Scorsese en pocos años. En 1976 lograba asombrar al mundo con la perturbadora Taxi Driver, obteniendo el reconocimiento por parte de la crítica y el prestigio dentro de la industria que le convirtió en ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes. Sin embargo, una vida llevada al límite, llena de fiestas, drogas y malas compañías, le llevó a poner en peligro su carrera e incluso su propia vida. Se vio abocado al divorcio, pasó varios meses en un estado de tensión y agotamiento máximo mientras trabajaba simultáneamente en cuatro producciones, y acabó siendo ingresado en un hospital en septiembre de 1978 con un grave diagnóstico de hemorragia interna al que llevó su adición a la cocaína. Se temió por su vida. Fue entonces cuando llegó a sus manos el guión de Toro salvaje, acompañado de un insistente Robert De Niro que no paró hasta convencer a Scorsese que esa debía ser su próxima película.
Scorsese accedió, convencido que estaba rodando su último film: “Yo puse en ‘Toro salvaje’ todo lo que sabía, todo lo que sentía, y pensé que eso sería el final de mi carrera. Es lo que se llama un film kamikaze: se pone todo dentro, se olvida todo y después se intenta encontrar otra manera de vivir". Así fue como afrontó la película y así es como quedó representada en pantalla. Un todo o nada. Un canto onírico a la autodestrucción. Un intento de poner fin a su “periodo suicida”, como alguna vez lo definió. Y el cine, esa película, que entonces pensó que sería la última, lo debía salvar.
El genial cineasta se sintió inmediatamente identificado con el protagonista del film, el campeón caído Jake LaMotta, poniéndose manos a la obra con un fervor que creía perdido y con la confianza en sí mismo reestablecida gracias al sustancial apoyo de De Niro, que continuamente trataba de estimularle para que diese lo mejor de sí. La conjunción lograda por ambos es maravillosa.


Por su parte, Scorsese demuestra gran habilidad narrativa con las continuas elipsis a las que le obliga la exposición completa de la vida de su personaje. Buena muestra de ello es el acertado inicio, en el que en un instante nos muestra tres imágenes muy dispares del boxeador, que sitúan completamente al espectador: en los créditos, calentando solo en el ring en una representación gráfica de su vacío interior; acto seguido en un camerino, muchos años más tarde, con un evidente deterioro físico, muestra de su más absoluta decadencia, y ensayando un soliloquio ante el espejo en el que evidencia su inseguridad, soledad e incluso su sentimiento de culpa: y por último, en pleno combate, mostrando con plena fiereza sus aspiraciones de éxito y facilidad para la violencia.


Definitivamente, las grandes películas suelen ser una conjunción afortunada de elementos que coinciden en un mismo tiempo. La vida de Jake LaMotta era lo suficientemente excepcional como para ser llevada al cine, Martin Scorsese se encontraba en un momento crucial de su existencia que le permitía afrontar el rodaje de la forma más visceral posible, mientras que De Niro se entregaba completamente a su trabajo disfrutando y haciendo disfrutar de él sin límite. Un derroche de talento, creatividad y entrega que, aunado, hizo de esta una película para la historia.
- Tráiler:
- Puntuación Pinículas y Flins:
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