Color · Duración: 139’ aprox. · Año: 1999 · Calif.: No
recomendada para menores de 18 años · EUA · Drama / Acción
- Director: David
Fincher
- Intérpretes:
Edward Norton, Brad Pitt, Helena Bonham Carter, Meat Loaf, Jared Leto
- Premios:
Nominada al Oscar a los Mejores Efectos de Sonido.
- Sinopsis: Jack
(Edward Norton) es un personaje insomne y desesperado por escapar de su fatal y
aburrida vida. En un viaje en avión conoce a Tyler Durden (Brad Pitt), un
peculiar vendedor de jabón con una filosofía muy particular; Tyler cree que el
perfeccionismo es para los débiles y que es la destrucción de uno mismo lo que
realmente hace que la vida merezca la pena. Jack y Tyler forman un club de
lucha secreto que pronto se convierte en un lugar de moda. Un sorprendente
final, que no puedes ni imaginar…
- Crítica: A
sabiendas del incumplimiento de la primera norma del Club de la Lucha que
supone hablar del Club de la Lucha, creo que ejerceré mi derecho de insumisión
quebrantándola, dado el riesgo de verse seriamente resentida la crítica que pudiera
hacer en caso contrario…
El club de la lucha es una película ruda, áspera, consciente de su osadía e irreverencia, que
ahonda en los miedos más profundos del ser alumbrando así sus más escabrosas
miserias. Desde el inicio nos bombardea con un sinfín de mensajes, frases e
imágenes contundentes que apenas da tiempo a asimilar, logrando con ello captar
la máxima atención del espectador, que empieza a sentir esa extraña sensación
durante el visionado de desear volver a ver la película para asimilar todos sus
matices, en lo que demuestra un guión y un montaje muy bien trabajados.
Como bien es conocido, y así se nos indica al inicio de la
cinta, se trata de una adaptación cinematográfica de la novela homónima de
Chuck Palahniuk. Este hecho suele condicionar mucho los films, especialmente en
lo que respecta a su lenguaje –que se vuelve más cargado y trascendente de lo
habitual– y su ritmo –normalmente mermado al querer incluir la mayor parte de
elementos posibles en la trama–. No es el caso de esta película, cuyo ritmo
resulta frenético en las partes esenciales de la misma. La acción es narrada en
primera persona por su protagonista en un absorbente proceso que nos adentra en
el mundo cada vez más hosco y siniestro de su mente, que le conduce
irrefrenablemente hacia la autodestrucción más absoluta.
Es en ese momento cuando la historia que trata de narrar la
película se desborda, caminando hacia la irrealidad y el surrealismo. Y es que,
tras un inicio cargado de reflexiones e ideas radicales que tratan de llamar a
la anarquía y la rebelión al más puro estilo V de Vendetta, el mensaje se va diluyendo entre puñetazos y sangre en
dosis de abundancia y gratuidad, quedando finalmente reducido a una ligera
brisa que apenas logra agitar la mente del espectador.
Es por ello que, pese a que cabe destacar y poner en valor el
estilo propio que logra el film con esa atmósfera hastía y de abatimiento anímico
en la que poco a poco va sumergiéndonos, así como algunas escenas de vanguardia
cinematográfica a reseñar como la de sexo entre Brad Pitt y Helena Bonham
Carter –espléndida y originalmente tratada–, la película pierde gran parte de
su enorme potencial en su centralización extrema en la violencia exacerbada y salvaje con la que difumina el mensaje de mayor calado que podría ofrecer, finalizando con un final predecible, aunque no evidente.
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Tráiler:
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Puntuación Pinículas y Flins:
Regulera |
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